Durante días, semanas y meses
tuve la necesidad de sentir cerca a todos aquellos que tengo lejos, o que aún
estando cerca, estaban lejos. Amigos, familia, pareja, vecinos, compañeros,
conocidos y hasta algún desconocido que otro...Mi manera de hacerlo, era la de
contar o transmitir todo aquello que me estaba pasando, aquello que rondaba en mi
cabeza, aquello que recién había descubierto, aquello que mi curiosidad innata
me hacía conocer y en cierta manera hacerlo mío.
Hel me llaman unos pocos, es
cierto que cada vez los son más y hasta me suena raro escuchar mi nombre como tal.
Tan acostumbrada a que la gente que quiero me llame Helen o Hel, que escuchar
un Elena me parece demasiado serio.
Y ¿Por qué un diario? La razón
reside en que he leído muchos de los grandes diarios de la literatura
universal, y mientras los leía me hacían sentir que formaba parte de la
historia que contaban, que la vivía junto a sus protagonistas. Sin quererlo o
queriéndolo, de una manera u otra, yo también he querido tener cerca, en mi día
a día, en mis historias a todas aquellas personas que siento lejos.
Lo mejor, es afrontarlo con
ilusión, saber que me aporta, que me hace sentir mejor, y que mientras lo
escribo me encuentro acompañada. Por eso esta ilusión, lleva dedicatoria (si,
como la de cualquier libro ;-) )
“Dedicado a todos aquellos que me habéis animado a cumplir este pequeño
gran sueño.”
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